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buenas noticias

En los días precedentes ha habido dos novedades legislativas de gran trascendencia práctica por gran parte de la ciudadanía, se trata de la modificación de los trámites procesales relativos al procedimiento de desahucio, convirtiendo lo que se suponía era un procedimiento "exprés" en uno que presuntamente será "súperexpres" , y, por otra parte, la entrada en vigor de una histórica reivindicación de la abogacía, como es la regulación de su acceso una vez obtenida la titulación universitaria de rigor por medio de un máster con prácticas externas y examen preceptivos .

 

Estoy convencido de que ambas novedades tendrán, bien a corto o bien a medio plazo, buenos resultados y que éstos reportarán importantes beneficios, por un lado agilizando definitivamente los desahucios, incentivando a los propietarios a alquilar sus pisos desempleados en el bien entendido que si el su inquilino no cumple con sus obligaciones le será menos gravoso echarlo, y por otro, por cuanto quien requiera de los servicios de un abogado tendrá la certeza de que se le presupone una formación práctica suficiente, circunstancia que nunca hasta ahora , salvo en los casos del turno de oficio, no se había producido, pues bastaba con ostentar la licenciatura en Derecho y darse de alta en el colegio profesional correspondiente.

 

Es decir, sólo unos días atrás nos podíamos encontrar que un ex-alumno universitario que había obtenido su licenciatura días o semanas antes o, por el contrario, de hacía muchos años pero sin llegar a ejercer, podía defender los intereses de usted, que tenía su piso alquilado, ante un juez en un procedimiento de desahucio en el que el arrendatario demandado, con una actitud totalmente pasiva, consiguiera que el procedimiento se alargara meses y meses hasta llevarse a cabo su lanzamiento definitivo.

 

Con estas dos novedades en lo sucesivo esto no debería ser así y, con permiso del conocido colapso que sufren los juzgados, saldrán beneficiados aquellos que necesiten el asesoramiento y defensa de un abogado, los inquilinos así como la propia profesión de abogado, que contará con un nuevo sello de calidad del que no disponía.

Convendrán, pues, conmigo que, aunque parezca increíble, se intuye que algo mejorará en este apasionante mundo de lo que llaman “Justicia”. ¡Felicidades!

REQUIEM PoR LaS VÍCTIMaS DEL SISTEMA

Érase una vez un señor y una señora que vivían tranquilos en su casa, con sus dos hijos en una calle cualquiera de un barrio humilde.

El sr. y Dª. García vivían allí desde hace más de quince años. Él estaba contento en el trabajo y ella también, aunque no podían permitirse demasiados lujos con lo que cobraban.

 

Un día, la vecina del tercero les dijo que se marchaba de la finca, que se había vendido su piso por un dineral y que se compraba uno de obra nueva en una zona mejor, ahora bien, debería hipotecar de nuevo por otro dineral, pero no importaba, el esfuerzo merecía la pena y el Euribor decían que estaba muy bajo y podría pagarlo en treinta años. Soplar y hacer botellas.

 

Durante un par de años casi todos los vecinos de la escalera fueron haciendo lo mismo hasta que un día nuestros amigos decidieron no ser menos y dar el paso, irían a mejor, el Banco les ayudaría y, en todo caso, la nueva y mejor casa siempre valdría más de lo que les habría costado. Todo eran facilidades.

Llegó 2009 y ella se quedó en paro, todavía está ahí y ya no tiene derecho a percibir ningún subsidio, mientras que él ha sido despedido mediante un ERE a principios de año y la prestación que le queda llega justo para pagar la comida, la ropa, la escuela de sus hijos pero no para cubrir las cuotas de la hipoteca.

El Banco, que te da un paraguas cuando hace sol pero te lo toma cuando llueve, se acaba de adjudicar su piso por el 60% de lo tasado, pero exige cobrar el 40% restante.

 

El sr. y Dª. García tienen ya cerca de los cincuenta años y están condenados a una pena de por vida por un delito que no han cometido, para siempre serán morosos allá donde vayan y si, por suerte, vuelven a trabajar se les embargará parte de los sueldos.

Amigos míos, lamentablemente no son los únicos, y, créanme, esto sólo está pasando porque gente como el sr. y Dª. García no hacen las leyes, al menos ésta.

¿Moraleja?

Cambios

Ya lo decía hace muchos años atrás el genial David Bowie en su canción Changes, es época de cambios. Nos toca vivir cambios a nivel socio-económico, tecnológico, medioambiental y, sobre todo, a nivel de conciencia social. Esto es lo que se detecta en el mundo global en el que vivimos.

 

Más allá de la devastadora crisis económica y financiera que están sufriendo la gran mayoría de estados desarrollados (los no desarrollados, por desgracia, sufren crisis peores que esta a diario), en pocos meses se han vivido movimientos sociales de una trascendencia que todavía está por ver si llegarán o no a marcar un hito histórico, como lo fue la caída del Muro de Berlín, me refiero, sobre todo, a las revueltas vividas en diferentes países de Occidente y, sobre todo, de Oriente Medio, empezando por Egipto, pasando por Túnez, Libia, Siria y, ahora recientemente estos días, incluso Kuwait. ¿Quién debería decirlo tan sólo unos años atrás?

 

El espíritu colectivo, social, universal o como se le quiera llamar, parece haber despertado. Se averigua en el horizonte la posibilidad, por primera vez desde que existe la humanidad, de que la especie humana comienza a adoptar una conciencia como unidad y, como tal, comienza a sincronizarse ya actuar de forma conjunta, como a demasiados, pero sin líderes, guiados por esta conciencia, la que nos dice que el mundo en el que vivimos podría ser mejor, pero con el matiz esta vez de que este cambio no se exige en base a términos económicos o de desarrollo, sino a nivel de convivencia entre iguales y respeto a la propia especie humana.

Y, al respecto, hay que reconocer la importancia de las redes sociales, gracias a las cuales se han podido poner en contacto a personas de todo el mundo en tiempo real y sincronizar energías, las cuales, tal y como defendía el filósofo John Locke s deben basarse en una ley natural que proteja la convivencia y la armonía global.

Por eso a todos aquellos que luchan cada día de una manera u otra por hacer de este mundo un mundo mejor, les diría, tal y como cantaba también David Bovie, “We can be heroes”. Crisis significa cambio, renacimiento, por lo que tarde o temprano saldremos adelante. No lo dude.

ESTAFA

Soy abogado sí, y os hablaré de una de las mayores estafas nunca cometidas pero no se equivoca, no se conoce al autor, ni las circunstancias están muy definidas, por lo que el caso, desgraciadamente, está archivado, no ha delito. Sin embargo, es un caso que aprovecho para sacar de mi archivo y en el que todos, en mayor o menor medida, se sentirán identificados.

 

Es el caso de ti, de mí, de tu hermano, padre, prima, marido, vecino, compañero de trabajo, el famoso de la tele, el de nuestro escritor favorito, del ídolo de juventud de tu hija, el político de turno o cualquier deportista de élite.

 

El timo consiste en otorgarnos, no se sabe quién, un derecho maravilloso y absolutamente fundamental, el derecho a ser felices. ¡Hasta aquí ningún problema, todo fenomenal! Ahora bien, a medida que dejas de ser un niño tu fabuloso cerebro, imbuido de mil y una expectativas que ha ido creando a lo largo de los años, se empieza a encontrar por el camino una piedra tras otra, y cada piedra es una frustración, mejor o peor portada, pero que va mermando poco a poco esa ilusión y candidez del niño que es absolutamente feliz.

 

Ya en la edad adulta, después de navegar en la inopia desde la pubertad hasta los últimos años de estudiante o de soltería, uno se da cuenta de que le engañaron, que nos habían dado gato por liebre, que aquella felicidad peliculera no era absoluta.

 

Sin embargo, la madurez es sabia y maravillosa y te reconforta cuando, una vez asumido que lo que se te había prometido no sólo era imposible sino que era una absoluta tontería, un buen día te levantas y ves que tu felicidad sí existe, y se encuentra en pequeños instantes, cuando tu hija te dice por primera vez “te quiero”, cuando estás abrazado a la persona que amas, cuando sabes que tus padres están orgullosos de quien eres, alguien te sonríe por la calle, tu equipo gana o, simplemente, cuando miras al mar, te fijas en el horizonte y todo tiene sentido.

carta a los reyes

Llegadas estas fechas quien más quien menos hace la carta a los Reyes, al menos mentalmente. Es una carta a la que raramente alguien pone sello, quizá pensando que existe algún convenio entre Sus Majestades y Correos, y otros directamente ni lo envían y confían en el poder telepático de estos individuos tan peculiares y estrafalarios que, todo y venir de Oriente, no se han adaptado a las nuevas tendencias en moda y siguen haciendo alarde de oro, incienso y mirra, sobre todo oro, a pesar de las penurias que sus súbditos están sufriendo.

 

Por otra parte, muchos creemos que existe un pacto tácito entre los Reyes Magos de Oriente, Papá Noel (patrocinador oficial de Coca-Cola desde que se cambió el nombre -San Nicolás- y el verde del pijama por el rojo actual) y el Tió, por lo que cuando no llega uno a llevar los regalos el otro le cubre los hombros y tiene el detalle de cumplir con los deseos de todos.

 

Otra cosa curiosa es que este grupo de gente enrollada, que sólo vienen una vez al año porque la normativa europea no les permite venir más a menudo, pues la inflación se dispararía y sería un drama para nuestra paupérrima economía, suelen entregar regalitos también a muchos de aquellos que ni siquiera les han escrito una triste carta ni siquiera les han puesto un triste vaso de leche y unas galletas junto a la ventana. ¡Qué guapos!!! Ahora bien, en algo sí falla el trío La-la-la, y es que nunca se acuerdan de aquellos que bien no saben escribir, bien no tienen papel de carta o bien no pueden permitirse ponerles un corteza de pan. No se sabe por qué, pero a estos no les llevan nada y ni siquiera hacen cabalgata por debajo de su casa. Seguramente no tienen el placer de haberse conocido nunca y es por eso que ni la telepatía les funciona para hacerlos felices, al menos, un instante.

 

En el mundo hay cerca de doscientos millones de niños menores de cinco años que sufren desnutrición crónica. ¿Por qué somos así? ¿Por qué sólo se acuerda de ellos precisamente cuando nosotros nos hacemos un harto de comer absolutamente desganados escuchando villancicos narrando las bondades de un niño rubio y blanquete y de su padre bondadoso? ¿De verdad es tan bondadoso? Ejem...

cabezas de turco

Hay crisis y han querido hacernos creer -y lo están consiguiendo- que la única solución son los recortes. No seré yo quien discuta si es la única, la mejor o la menos mala de las salidas a esta situación, pues los que tienen suficiente formación y nivel para determinarlo parece que no lo tienen claro o, al menos, sólo se ven capaces de seguir el camino más fácil.

 

La cuestión es que ahora mismo es lo que hay y con esto debemos convivir. Perfecto. Pero ¿dónde recortamos, cuándo y cómo? “¿Qué amputamos? ¿Un dedito, un brazo o las dos piernas? ¿Qué quiere, señor, que le cortemos primero?” La verdad es que nadie quiere verse en una situación así y tener que responder a la pregunta, pero debe hacerse. Por eso están nuestros queridos políticos, que acabarán haciendo, como siempre, lo que quieran o buenamente puedan. Llegados a esta situación, la realidad ya la estamos viviendo todos de una forma u otra y, mientras en los juzgados se han quedado sin bolígrafos o no pueden ponerte una triste tirita cuando vas a hacerte una analítica, las consecuencias de los recortes se están haciendo sentir por donde vas.

 

Así pues, con cinco millones de desempleados, más de un 40% de paro juvenil y con los recortes aumentando día a día, el malestar es tan grave y generalizado que la rabia contenida que siente la gente no sabe cómo canalizarla ni hacia donde -pues se nos dice que está todo tan mal y que la culpa ha sido de todos, ya que quisimos vivir por encima de nuestras posibilidades- y la gran bomba de humo y genial idea ha sido buscar una cabeza de turco que pague los platos rotos y hacia lo que la masa pueda volcar todo su descontento: los funcionarios.

 

¡No estoy de acuerdo! Y por muchos motivos, pero principalmente porque es paradójico y altamente injusto que también fueran sólo ellos las víctimas, en época de vacas gordas, cuando perdieron muchísima capacidad adquisitiva, y para muchos de ellos les fue verdaderamente imposible acceder a una vivienda de éstos, los de la famosa burbuja, que han chasqueado el sistema. Sistema que ahora les vuelve a castigar.

Reflexionemos sobre ello.

vidas 2.0

Años atrás, cuando Internet todavía no había entrado en la mayoría de casas, nadie imaginaba que ese prodigio de la tecnología acabaría siendo una herramienta imprescindible en su vida cotidiana o en su trabajo. Ahora, indiscutiblemente, lo es. En un inicio fueron los e-mails, después las webs, siguiendo por los chats, más tarde se pusieron de moda los blogs hasta llegar a las redes sociales. En según qué ámbitos se podría llegar a afirmar que si no estás en una de estas redes es que no existes, al menos en tu versión 2.0, la virtual. Además, la progresión de estas redes está siendo impresionante. Facebook tenía 250 millones de seguidores en 2009 y ahora cuenta ya con más de 800 millones en todo el mundo.

 

Como red puramente social existe no sólo Facebook, también hay Twitter, Tuenti, Hi5, MySpace, Bebo y muchísimas más, pero también hay más serias y muy interesantes para poner en contacto a profesionales, como LinkedIn, Viadeo o Xing , otras específicas como Instagram (fotografía por IPhone), Lecturalia (libros), Endomondo (running) o Meetic y Secondlove (relaciones).

 

Con todo esto, lo que antes podía parecer una pérdida de tiempo, una minucia o un mero divertimento ahora se ha convertido en casi imprescindible, pues en este mundo 2.0 también hay vida, sana y muy rica, vida personal, profesional, de ocio, de todo tipo, y renunciar a ella significa cada vez más perderse muchas oportunidades de abrirse hacia el mundo y los demás, todo lo contrario de lo que opinábamos no hace tanto.

 

De hecho, ya modo de ejemplo, gracias a estas redes millones de personas se han podido poner de acuerdo y coordinarse para llevar a cabo las revueltas árabes, pues Internet y concretamente las redes como Facebook les han permitido contactar y organizar -se. Hemos llegado, pues, a un punto en el que uno puede vivir sin vivir, sentado frente a la pantalla del ordenador, solo, y tener a su alcance todo el conocimiento, la información y el contacto con millones de personas, las cuales , a pesar de no tocarse, se hablan, se ven, se enamoran, se expresan artísticamente, trabajan, opinan e interactúan entre sí. ¡Qué paradoja, nunca antes había habido tanta gente sola y al mismo tiempo nunca tan acompañados!

rebajas

Hace unos días han comenzado, como cada año, las rebajas de Navidad. Ahora bien, éstas no están siendo las únicas rebajas que estamos viviendo.

Los tiempos que corren han supuesto que las personas hayan tenido que rebajar sus expectativas vitales. Esto significa que, salvo la salud, la gente empieza a conformarse con menos y, en algunos casos, con poco. Ni que decir tiene que respecto a aspectos materiales está más que asumido que el futuro cercano no nos permitirá disfrutar al nivel que lo hemos hecho durante la primera década de este siglo, pero la cosa va más allá, dado que la desagradable situación económica y social que nos toca vivir desgraciadamente está afectando a la vida personal de millones de personas, lo que supone indefectiblemente una rebaja a nivel emocional, rebaja que no sólo se vive en el núcleo familiar sino que también repercute en todos los ámbitos de las relaciones personales.

 

En épocas de bonanza es muy fácil hacer buena cara y sonreír donde vas, todo lo contrario que a día de hoy, pues hay una especie de luto que parece que esto sea pedir demasiado a aquellos que peor lo están pasando. Por otro lado, aquellos a quienes las cosas les van bien tampoco se atreven a mostrar su alegría, ejerciendo así una solidaridad malentendida.

 

Por eso para combatir este decaimiento todos deberíamos hacer este esfuerzo. Quizás la gente no encontrará trabajo en la primera, ni en la segunda, ni quizá en la tercera, pero el día a día será más agradable y ligero y el estado de ánimo general aumentará notablemente si cuando nos levantamos besamos la familia, decimos buenos días al vecino que nos cruzamos en el rellano de la escalera, le abrimos la puerta a la señora que entra en el banco, volvemos a acariciar el perrito de aquel abuelo que siempre le pasea por tu calle, o llamamos a un amigo y le preguntamos cómo está, sonreímos con quien nos creemos al entrar en el ascensor o cuando vamos a dormir damos las gracias por lo que somos y tenemos.

 

No es mucho pero sí es importante. El estado de ánimo lo es todo y en el ambiente se siente una negatividad generalizada a la que entre todos debemos poner fin. Así pues, le aliento que apriete los dientes, si es necesario, y al mal tiempo haga buena cara. No es momento de lamentos ni victimismos. Sólo así saldremos entre todos.

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